lunes, 14 de enero de 2013

Me violaste con promesas.


No quiero hablar del amor.
Dudo que exista y dudo de que tú también existieras.
Por lo tanto, todo lo que creía creer o que me hiciste
creer, simplemente
no existe.

Me violaste con promesas,
todas hablaban del mismo “siempre”
y siempre hablábamos de ese tú y yo eterno.

¿Eterno? Te falto tiempo para echarme de tu vida
y sustituirme por cualquier puta barata que
nunca llegará a saber mi nombre.

Puede que cuando la mires a los ojos veas
los míos reflejados.
Recordaras todas mis miradas viciosas y
no volverás a ver unos ojos con el mismo brillo que los míos.

Mis ojos brillaban porque en diminuto,
dentro de ellos, estabas tú.

Y dejaste de existir cuando otro entró de puntillas
y acabó pasando la noche apoyado en mi pecho.
Dirás que no me reconoces,
pero desde que no estás,
la libertad y el placer,
para mi están cogidos de la mano.

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