martes, 8 de enero de 2013

Ella nunca lo haría.


Nadie me dijo que ser insensible resultara tan fácil,
no sientes, no sufres y nadie te toca el alma,
a no ser que sea para follar.
Sabes que yo no era así cuando te conocí,
bueno, en realidad, nunca llegué a conocerte.

Sabía que tenías una sonrisa bonita,
de esas que cambiarías lo que fuera por verlas cada mañana.

No me hacía falta subir las persianas
y ver la luz de la mañana
si ya tenía tu boca en mi nuca,
es más, podría vivir
en ese instante toda mi vida.

Vivir en mi cama contigo para no perdernos ninguna tormenta.
Allí le hice el amor a tus labios infinidad de veces,
con algún que otro mordisco y sabor amargo.

Tu risa,
nunca pensé que esa,
sería la razón de mi destrucción.

Ahora las canciones ya no suenan como antes.
En este tiempo te he dedicado muchas.
Y tú se las dedicabas a otra.
Siempre tarde,
será verdad que de mi ya te has olvidado.

Pero, está bien.

Yo te estoy olvidando también,
ahora soy algo insensible.
Ahora, podría tragarme
veinte chupitos del tirón de tu orgullo,
sin pestañear y sin que se me
borre el pintalabios.

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